lunes, 22 de febrero de 2010

WORLD PRESS PHOTO 2009

El jurado del 53 concurso aunual del World Press Photo ha seleccionado la fotografia del italiano Pietro Masturzo para el año 2009. En la imagen se ve a un grupo de mujeres protestando en un techo en Teheran el día 24 de Junio.

"Pietro Masturzo se ha hecho con máximo galardón de fotoperiodismo del mundo al retratar el coraje de tres mujeres en una de las tensas noches que siguieron a las elecciones en Irán
El fotógrafo italiano tomó la instantánea 'Desde los tejados de Teherán' mientras se encontraba bajo arresto
La imagen se fraguó una noche en la que el fotógrafo comenzó a oír voces "que parecían venir de los tejados de las casas" y le explicaron que eran la continuación de las manifestaciones"


Fuente http://www.abc.es/20100212/cultura-cultura/grito-silencioso-mujer-teheran-201002122006.html

domingo, 14 de febrero de 2010

El Patrimonio Cultural en Jalisco


El pasado día jueves 11 de febrero, en la ESARQ (Escuela Superior de Arquitectura) tuvo lugar la conferencia impartida por el candidato a doctor Ignacio Gómez Arriola sobre el Proyecto del Paisaje Agavero en Tequila, Jalisco. El cual acaba de ser nombrado Patrimonio Cultural por la UNESCO ahora por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, en el apartado de Patrimonio Cultural.
Esta candidatura es el resultado de 4 años de trabajo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), conjuntamente con el gobierno del estado de Jalisco y los municipios de Amatitlán, Arenal y Tequila (en el Valle de Tequila), Magdalena y Teuchitlán.
El  concepto de Patrimonio Cultural, de acuerdo a la UNESCO es: La herencia recibida de los antepasados, y que viene a ser el testimonio de su existencia, de su visión de mundo, de sus formas de vida y de su manera de ser, y es también el legado que se deja a las generaciones futuras.
Con esta inscripción se protegen las zonas  tequileras del valle de Tequila, Amatitlán,  algunos poblados donde se siembra el agave azul, así como la arquitectura industrial de la región que incluye 150 instalaciones agaveras, activas y sin operar.
Según nos explico el Arq. Ignacio Gómez, la UNESCO ha ampliado las candidaturas a patrimonio Cultural, incluyendo ahora aquellas que son parte de la vida y la historia de los pueblos, y que son representaciones de su vida. 
El Cultivo del Agave tiene unos 3500 años y algunas herramientas, así como la forma de sembrar el agave, siguen siendo las mismas. 

sábado, 13 de febrero de 2010

Jesus León Santos: campesino indígena mexicano, ganador del Premio Ambiental Goldman 2008, para Norteamierica.




Jesús León Santos / Oaxaca, México
En la región de la Mixteca, en Oaxaca, México,
Jesús León Santos dirige un programa de renovación de tierras y desarrollo económico sin precedentes que se vale de antiguas técnicas agrícolas indígenas para transformar en fértiles tierras de cultivo esta zona árida y sumamente erosionada. Con su organización, el Centro de Desarrollo Integral Campesino de la Mixteca (CEDICAM), una organización ecologista y democrática local dirigida por campesinos, León ha logrado unir a los campesinos de esa zona. En conjunto han sembrado más de un millón de árboles de variedades nativas, construido cientos de kilómetros de zanjas para la retención de agua y protección de los suelos contra la erosión, y adaptado técnicas tradicionales mixtecas para restaurar el ecosistema regional. Sus esfuerzos se han visto recompensados con el reverdecimiento de laderas áridas, acuíferos recargados, y la disminución de los altos índices de emigración al ver las familias campesinas que de hecho pueden ganarse en la vida en casa.
Cambio climático, agricultura industrial y migración
De acuerdo con las investigaciones, tendencias derivadas del cambio climático como la erosión, las inundaciones, la desertificación y cambios en los patrones climáticos afectarán severamente a los campesinos y en consecuencia la oferta de alimentos a escala mundial. En la región de la Mixteca en Oaxaca, uno de los estados más pobres de México, es evidente esta triste realidad. Según un estudio realizado por la ONU, la región cuenta con uno de los índices más altos de erosión en el mundo, afectando un 83 por ciento de sus suelos, considerándose severamente erosionadas unas 500 mil hectáreas.
Tras adoptar en los años 80 variedades de semillas de maíz que requieren un uso intenso de productos químicos, muchos campesinos en la Mixteca vieron caer paulatinamente el rendimiento de sus cultivos y degradarse sus suelos. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y el maíz subsidiado de los Estados Unidos hicieron caer el precio del maíz y muchos agricultores se vieron sin los medios para adquirir los fertilizantes y pesticidas que requerían las nuevas variedades. Al degradarse la productividad del suelo, se hizo cada vez más difícil mantener la agricultura de pequeña escala. La erosión, sumándose a la caída de precios para el cultivo de este alimento básico, obligó a miles de mexicanos a abandonar la región.

Soluciones
A principios de los años 80, León, un campesino indígena mixteco y cofundador de CEDICAM, comenzó a participar en la organización de campañas de reforestación de la zona para disminuir los efectos de la erosión. Viendo que cada vez más agricultores pedían árboles para sembrar en sus terrenos, CEDICAM decidió expandir su primer vivero, creando con el tiempo un sistema de viveros comunitarios. Más de veinte años de trabajo de base ha beneficiado considerablemente a la región. Con la ayuda de León y CEDICAM, se siembran ahora hasta 200 mil árboles nativos por año. Los árboles evitan la erosión, facilitan la filtración de agua al subsuelo, capturan carbono y proporcionan zonas verdes, contribuyen material orgánico para los suelos y proporcionan leña de combustión más limpia y sostenible para los habitantes que cocinan a fuego abierto. CEDICAM educa a las comunidades sobre el uso sostenible de la leña y el uso de estufas ahorradoras de leña. Esto alivió el trabajo de las mujeres, ya que son ellas quienes debían recorrer largas distancias para conseguir leña.
León trabaja con las comunidades para recuperar tradiciones prehispánicas como el uso de barreras para impedir la erosión de las laderas. Ha ayudado a identificar antiguos sistemas de terrazas agrícolas en la región, gran parte de éstas en ruinas, así como también ha colaborado con las comunidades en la reconstrucción de estas barreras con piedras sacadas de los campos de cultivo. Las resultantes áreas planas impiden la erosión y mejoran la producción agrícola. León fue pionero en la construcción de zanjas de contorno, muros de retención y terrazas que capturan el agua de lluvia y previenen la erosión de las laderas. Se ha demostrado que cinco kilómetros de zanjas de contorno pueden capturar un millón 800 mil litros de agua después de cada lluvia torrencial, recargando de esa manera los acuíferos. Anteriormente, aproximadamente el 80 por ciento del agua de lluvia se escurría sin filtrarse al subsuelo, causando erosión e impidiendo el reabastecimiento de los acuíferos. León y CEDICAM han trabajado con agricultores de toda la región para construir cientos de kilómetros de zanjas de contorno.

Agricultura sostenible
Con el objetivo de promover la práctica de una agricultura sostenible, León inició un programa que ayuda a los campesinos en la conversión al uso de abonos verdes y de variedades de semillas nativas. Hoy día, la mayoría de los campesinos de la región usan semillas nativas. Gracias a sus campañas educativas y sus esfuerzos por preservar este tipo de semillas, la región se está convirtiendo en una zona libre de OGM y de preservación de la diversidad de las semillas nativas. León también ha comenzado un programa que estimula el consumo alimentos locales y promueve una dieta indígena tradicional, para contrarrestar el influjo de alimentos procesados que el libre comercio ha acelerado y los cambios culturales producidos por la migración. Muchos campesinos creían que lo moderno era usar abonos químicos y que los verían como unos ignorantes si regresaban a sus prácticas tradicionales. León enseñó a la gente a valorar el papel del campesino, infundiendo de prestigio y orgullo la recuperación de la agricultura de pequeña escala con métodos indígenas tradicionales. Comenzó a aplicar métodos sostenibles con un pequeño grupo de campesinos y al darse cuenta sus vecinos de los resultados reales que obtenían, también ellos se convirtieron a la agricultura sostenible.

León y CEDICAM ahora trabajan con más de mil 500 campesinos en doce comunidades. Han sembrado más de un millón de árboles y reforestado más de mil hectáreas. Sus programas de agricultura sostenible han llevado a la conservación de unas dos mil hectáreas. Es más, han logrado proteger cinco mil hectáreas con terrazas y muros de piedra, lo cual ha aumentado en un 50 por ciento la producción agrícola y conseguido una mayor retención del agua y de la capa superior del suelo, redundando en beneficios ecológicos, sociales y económicos. Donde no hace mucho tiempo sólo el 25 al 30 por ciento de la tierra era cultivable, las comunidades ahora cultivan más del 80 por ciento de ésta. Las zanjas de contorno que impiden el escurrimiento de las aguas pluviales han llevado a un aumento del 50 al 100 por ciento en los niveles de los manantiales. Los agricultores de toda la zona han dejado atrás el uso de fertilizantes y pesticidas industriales, y ahora usan abonos compostados y variedades de semillas nativas, a la vez que retornan al consumo de alimentos locales y a una dieta indígena tradicional. En una zona semiárida como la Mixteca, todos estos cambios han mejorado enormemente la vida en las comunidades de toda la región, y en consecuencia reducido la emigración.
El éxito de León ha despertado interés en otras regiones y países. Él ha compartido su experiencia con técnicas de conservación de agua, medidas contra la erosión y la práctica de una agricultura sostenible en foros celebrados por todo México, Centroamérica y el Caribe, así como en varias universidades y eventos en Estados Unidos.

Jesús León Santos, líder ecologista mixteco, ganador del Premio Ambiental Goldman.



lunes, 1 de febrero de 2010

MADERA PARA UN MUEBLE

José Luis Castro, el carpintero del barrio,
tiene muy buena mano.
La madera, que sabe que él la quiere,
se deja hacer.’
(Eduardo Galeano, El libro de los abrazos)

La madera se deja hacer porque sabe que el carpintero la quiere. El arte y el cariño se juntan en las manos del artesano sabio. Y de ellas sale la obra perfecta que es honra para la madera y para el que la trabajó. Las curvas suaves en las vetas exactas, la forma debida con recuerdos del árbol que la engendró, y la adaptación a los usos a que ahora se destina en la mano del hombre, el olor a selva y el toque de taller. Trabajo digno en profesión honrada. Cooperación de las manos que obran y la madera que cede. Y ello porque hay confianza mutua y respeto y amor. Así se trabaja.

El carpintero quiere a la madera. Y la madera lo sabe. Y de ahí sale la obra maestra. Amar lo que trabajamos, amar lo que tocamos, amar lo que hacemos. Y amar de tal manera que lo que amamos y los que amamos se sientan amados y respondan con docilidad voluntaria al proceso que los forma en responsabilidad compartida. Nunca forzar, nunca imponer, nunca esclavizar. La madera se sabe querida y eso le facilita la entrega generosa al cambio difícil que le da un nuevo ser.

Cuenta Chuang Tzu de un carpintero que, cuando le encargaban un mueble, iba a la selva y se ponía a preguntar a los árboles, uno a uno, a ver cuál se consideraba idóneo y dispuesto para aquel trabajo. Sentía sus respuestas, las valoraba, las aceptaba, y por ellas elegía por fin el árbol que mejor iba a servir para la tarea encomendada. La madera sabe mejor que el carpintero qué es lo que más conviene a cada obra. Y lo dice si le sabemos consultar.

Lo importante es que la madera se sienta amada. Que no sea instrumento ciego de ganancia egoísta. Que no se vea víctima inevitable de procesos crueles. Que sepa que es útil, que es bella, que es querida, y que es precisamente la transformación penosa pero necesaria en manos expertas, la que la capacitará para ser obra noble en presencia del hombre. Que se entregue con ilusión porque confía en quien la escoge con cariño.

Otro carpintero podrá trabajar con violencia, disgusto, despecho. Quizá el observador externo no vea la diferencia, pero la madera la siente. Como siente la carne el tacto del cirujano o el golpe del agresor y los disti ngue. Todos somos carpinteros, de una manera o  de otra, y podemos elegir entre amar la madera que trabajamos como aliada nuestra, o forzarla como enemigo que se resiste. La obra será distinta, y distinta será también nuestra satisfacción.

Amemos la madera, y que la madera se sienta amada por nosotros. Eso es ser carpintero.

TOMADO DE LA PAGINA DE : CARLOSVALLES.COM